Cuando eres pequeño, pasas muuuchas horas en la escuela. A veces es divertido, otras aburridas. Las lecciones, los exámenes, los recreos, los amigos… y el comedor.

Aprendes a contar, escribir, situar los ríos en el mapa, quiénes fueron los Reyes de España, recitar una poesía de Verlaine… y a comer. El comedor es un poco como el recreo, un momento de pausa y relajación en la escuela. Aprovechas para reír y jugar con los amigos.

Una vez más Nob nos habla de la infancia con todo el talento gráfico y la sutileza narrativa que ya le conocemos gracias a sus otras obras publicadas en Dibbuks (Marieta, Los recuerdos de Naneta, Dad, La cocina de Naneta).

El trazo es colorido y dinámico, la narración fluida e intuitiva. Junta dos de sus pasiones, los más pequeños y la comida, para recordarnos que alimentarse es una fiesta y que es fuente de mucha diversión hasta en la propia escuela, donde, al fin y al cabo, estás con tus mejores amigos (y peores enemigos).

Cada página es un gag, con su propio título, que te saca una sonrisa y te trae recuerdos, que hayas dejado la escuela o sigas yendo a ella. En este tomo seguimos a niños de primaria, los alimentos que les gustan y los que odian, los juegos y las travesuras que se inventan al comer, la gula, los modales… Nob no se olvida de nada y recuerda lo bien que lo pasas comiendo.

En Colectividades Chabe, por ser especialistas en comedores infantiles de Madrid, nos hemos encontrado muy a gusto leyendo estas páginas de humor infantil que habla de niños y de comida. ¡Lo que más nos interesa a nosotros!